San Ignacio de Velasco: Una Química para Trabajar

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Libro que sistematiza las buenas practicas públicas y privadas del Municipio de San Ignacio de Velasco, Bolivia, las mismas que hasta el año 2015 le significaron ser un “Municipio Escuela” compartiendo su saber hacer con otros municipios de Bolivia y el extranjero.

Descripción

Cuando realizamos una evaluación de nuestro trabajo, nos preguntamos de qué manera podemos ser más útiles. Estamos comprobando que los Municipios Escuelas, son un buen instrumento para devolver esperanzas. El recorrido para identificar y trabajar con los Municipios Escuelas, está desarrollada en su primera parte en la publicación “Desarrollo Local: Una Revolución Cultural en la Guardia”. Con este libro, ofrecemos la complementación de las lecciones aprendidas en un municipio de ámbito rural, que ha logrado vencer la distancia que lo separa de los centros capitalinos, e imponer su dinámica, energía y el respeto a sus logros.

San Ignacio de Velasco es un espacio mágico que conjuga historia, tradición, identidad, cultura, producción, trabajo, belleza escénica, geografía exuberante y gente que convive con todo eso, de la manera más natural. En esa construcción de territorio, le cupo a San Ignacio desarrollar la capacidad de mirar el futuro. Aquí se desarrolló una de las experiencias planificadoras de mayor impacto en la Bolivia rural, el Plan de Desarrollo de la Provincia Velasco, PLADERVE, en los tiempos del Comité de Obras Públicas y la Corporación Regional de Desarrollo. Lo que se había hecho, no era otra cosa más que recuperar los instrumentos que compartieron los jesuitas cuando inventaron las Misiones, para que la gente tuviera la posibilidad de administrar el futuro. La lección estaba aprendida en la combinación de Fe, Producción y Cultura. La interrelación y puesta en valor de los tres componentes, es lo que ha permitido que el Municipio de San Ignacio de Velasco alcance los resultados que lo colocan, por derecho propio, en el ámbito de reconocimiento que actualmente tiene.

Fe, para reconocer en las enseñanzas cristianas, la dimensión humana de los valores espirituales, de la solidaridad y del compromiso por la equidad, la libertad y la justicia. Producción, cuando recupera el territorio en todas sus manifestaciones y convierte en sostenibilidad y turismo el Parque Noel Kempff, las maderas en tallado y vivienda y muebles, las pampas en lugares de pastoreo. Cultura, al asumir el sello chiquitano como identidad, con las danzas, la vestimenta, y en dimensiones que alcanzan en la música barroca chiquitana, el complemento cotidiano de la vida de un pueblo orgulloso de parecerse a si mismo.

En ese espacio, en ese territorio, en este municipio, la gente convino en una visión de desarrollo y lo lleva adelante. Nos toca como CEPAD, ser compañeros de viaje, dar testimonio del esfuerzo compartido y multiplicar sus potencialidades con otros espacios, territorios y municipios que llegan hasta aquí para compartir saberes. El análisis, las propuestas y las acciones recogidas e incorporadas en esta publicación, son la suma de los esfuerzos de hombres y mujeres que viven en la tierra que siembran y producen. Y que, como si fuera un complemento para ellos, alcanza dimensiones excepcionales para nosotros cuando comprobamos sus resultados. Son una constatación empírica que espera ser recogida por la conciencia nacional, en estos momentos de construcción de futuro. Si aprendemos de ellas, tendremos los pies sobre la tierra.

Gracias a Ellos. Gracias a quienes facilitan nuestro trabajo.

Carlos Hugo Molina Saucedo, CEPAD.

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