Una consigna es fundamental para consolidar un discurso y generar una esperanza en las personas. La construcción de la narrativa que termine apropiada por el imaginario colectivo necesita tres condiciones para lograr su objetivo: que parta de una realidad sólida, demostrable, que hurgue y arañe sentimientos; que la propuesta combine magia y poesía; y tercero, que, como resultado de la alquimia virtuosa, proponga una utopía realizable.
La producción de café tiene sobre sí las exigencias del proceso de desarrollo económico y social inclusivo, genera excedente material y simbólico y refuerza el duende de la picardía y la gratificación de los sentidos. El camino se inicia con la siembra, cuidados culturales, cosecha, almacenamientos, transporte, transformación del grano con el tostado y la calificación del barista, hasta llegar a la taza; quienes trabajan con el café, saben que las reglas de comercialización están definidas internacionalmente, y que la producción demanda mano de obra local capacitada; los consumidores somos cada vez más exigentes y los mercados, más competitivos. Cuando a esa cadena compleja, entusiasmante y necesitada de políticas públicas proactivas, se le suma el turismo, comprobamos la excelencia de su potencialidad productiva. Así lo han demostrado los colombianos.
Hemos llegado a esta conclusión preguntándonos cómo disminuir las causas de la migración rural y buscando acciones que fijen a la población en los territorios. Frente a la pregunta “¿y solo café?”, aparecen las potencialidades que tienen otros productos que podrían ser perfectamente sucedáneos a la hora de sembrar, cosechar y llevarlo al mercado, pero ninguno tiene para efectos prácticos, las posibilidades pedagógicas, la potencialidad económica y la presencia territorial que acompañan al café.
La investigación ratificó la importancia del departamento de La Paz y la región de Yungas como principal área de producción con el 96% del café boliviano, seguido por el 3% de Santa Cruz y 1% de Cochabamba. Sin embargo, la pregunta se fue materializando hasta convertirse en certeza. Un día apareció por las redes Teófilo Sullca y me dijo que, yendo de Tarija a Bermejo, en la zona subtropical que está adelante de Emborozú, posee 3,5 hectáreas produciendo café, y preguntaba qué podía hacer con ellas; a esa realidad tarijeña se han sumado Iván Arnold, Coqui y Gringo Baracatt, bajo el asesoramiento de Orlando Saucedo Iannone y Laurent Poulet (que ya lo producen en la Hacienda Benevento, en Santa Cruz). René Salomón compartió para sorpresa de propios y extraños que, a pesar de volúmenes aún pequeños, Fautapo apoya la producción de café en Pando, alentando su exportación.
En Magdalena, Beni, Paul Bruckner Barba me comentó que produce un café 70% de robusta y 30% de arábica, satisfaciendo la necesidad local. A dos kilómetros de Monteagudo, en Chuquisaca, Frida Wachtel y su esposo tienen una Granja Agro-Biológica con producción de café. Y para cerrar el circuito, me contó Frida que, en Tupiza, Potosí, la familia Bernal en el Hotel Reina Mora posee plantas de café en producción, existiendo lugares en Los Lípez, en las fronteras con Argentina y Chile, de hermosos valles escondidos y con agua, donde también se produce café.
Oruro, el único departamento que carece de condiciones para producirlo, tiene una oferta de consumo importante con más de 10 cafés de especialidad; el Café Aventura tuesta el grano Geisha natural y lavado, y Typica posee una tostaduría en la ciudad. Pero el dato más llamativo, por su carácter de consumo popular, me lo dio María Belen Arias quien hace una semana, en el mercado Fermín Lopez, que abre miércoles y sábados, Germán Mamani Quispe, en su carretilla, le ofreció café traído de Yungas tostado artesanalmente por él, en grano y molido. Mamani realiza la venta en ese lugar desde hace cinco años y vende un quintal por día, a Bs 45 el kilo.
Aunque estos relatos parecen anecdóticos, están movidos por la misma lógica productiva, cubren el territorio nacional y son el testimonio con nombre y apellido del trabajo digno de quienes se adelantaron con la siembra. Y se suman a Buena Vista, Takesi, Minga, Cuevas, Sumaya, 4llamas, Makanaté, Patrimonio, Yungas, Coroicafé, Arawak, AME, Alto Tostado Coffe Roasters, Villa María…
Quien tenga los ojos y la mente abiertos, que lea, escuche y se deje arrebatar por mariposas volando en el plexo solar. Hay razones para ello.
Fuente: Correo del Sur