Una agenda que alborota a los pueblos. Existen muchos esfuerzos de instituciones privadas, con alianza municipal, para que los turistas posen los ojos en las Misiones Jesuíticas más veces al año. Cada lugar tiene lo suyo, y la idea es explotar ese potencial.
Al que le gusta comer rico, hacer deportes, cuidar la naturaleza, apreciar obras de arte, escuchar melodías barrocas en los mágicos rincones de las iglesias misionales, aprender acerca de orquídeas, disfrutar juegos populares, fiestas religiosas, o simplemente cambiar de aire, tiene una sola zona que reúne opciones para esas necesidades: la Chiquitania.
Históricamente, los pueblos que componen las reducciones jesuíticas han tenido fechas esperadas que llenan cada rincón, como Carnaval, Semana Santa, aniversarios, fiestas patronales, etc. Pero faltaba algo. Y ese algo obtuvo una respuesta de parte de iniciativas privadas, actores locales y gobiernos municipales dinámicos.
Hace casi dos décadas empezó a gestarse lo que hoy va tomando forma de una agenda más nutrida y con la capacidad de mantener llenas esas poblaciones durante más fechas en el año, apelando al potencial de cada rincón chiquitano.
En el año 2000, el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad) inició el Festival de la Orquídea en Concepción, evento que con el paso del tiempo ya logra movilizar cada año aproximadamente a 3.000 personas por tres días, en el mes de octubre, generando una dinámica económica de $us 400.000, gracias a un programa con muestras culturales, artísticas, gastronómicas, etc.
A partir de ese esfuerzo, que logró hacerse sostenible por dos décadas, empezaron a germinar, especialmente en los últimos cinco años, una serie de iniciativas en la región chiquitana, cada una en un pueblo específico.
Este 2019 se realizó, en enero, la quinta versión de ConservArte, el Festival de Arte para la Conservación, iniciativa del Gobierno Municipal de Roboré, Cepad y hotel y restaurante Churapa, que promueve el uso del talento artístico en favor del medio ambiente, especialmente de la reserva Tucabaca, amenazada por asentamientos de colonos. Medio centenar de artistas, incluso de otros países, mostraron sus dones en pintura, escultura, performances, fotografía, música, etc. en un entorno majestuoso y verde, ante dos millares de visitantes, que movieron la economía provincial, según estimaciones de los organizadores, en aproximadamente $us 80.000.
En San Javier, el año pasado, en noviembre, se desarrolló el Festival Gastronómico Ishanka, palabra que en bésiro (lengua chiquitana) significa pasión, bajo la batuta de la Alcaldía y de la Cámara Hotelera, presidida por Carlos Justiniano, con apoyo del Cepad en su más reciente versión. Allí pudieron degustarse delicias que ya se dan por ‘extintas’, como el pipián.
En San José de Chiquitos, en septiembre del año pasado tuvo lugar la cuarta edición del Festival Gastronómico Posoka (visita, en bésiro), que logró la presencia de chefs de cinco países, invitados a rescatar los ingredientes tradicionales de la zona y las recetas de las abuelas.
Otro regalo turístico para los enamorados de Chiquitos tiene que ver con los festivales de temporada de música barroca, a cargo del Cepad y de la Asociación Pro Arte y Cultura (Apac), que reúnen todo el talento de las orquestas misionales desde hace 14 años, en el mes de agosto.
Una de las más jóvenes iniciativas es EcoRun, organizada desde el año pasado por Cepad y los gobiernos municipales de Roboré, San José, Concepción y San Ignacio de Velasco, consiste en una serie de carreras y caminatas pedestres que se realizan en las Misiones Jesuíticas para promover la vida saludable a través del turismo deportivo y de aventura. En cada lugar donde se realiza, el participante tiene la posibilidad de correr por lugares de gran valor histórico-cultural y por escenarios naturales de extraordinaria belleza. Este 2019 será la segunda versión, el 9 de junio en Roboré, el 28 de julio en San Ignacio, el 27 de octubre en San José y la fecha en Concepción aún está por definir.
Desde 2018 está SaboreArte Ruta de la Cultura Viva, abierta todo el año, previa cita para recorridos en grupos en San José de Chiquitos; combina patrimonio histórico cultural, cultura viva y patrimonio natural, como una oferta turística permanente ajustada al tiempo del turista.
Koritee abarca una actividad con distinta temática y que se hace el segundo fin de semana de cada mes, organizada por Copami (agrupación de instituciones para promover el evento) y el Gobierno Municipal de San José, con actividades abiertas al público en general.
La Festividad Candelaria se lleva a cabo el 2 de febrero en todas las poblaciones misionales. Los chiquitanos llevan adelante esta festividad religiosa, heredada desde la época en que los padres jesuitas adoctrinaron a los nativos, inculcando la veneración a la Virgen de la Candelaria, tal como se celebraba en España. Cada pueblo misional realiza ceremonias que reflejan por qué Chiquitos es conocido como pueblos de cultura viva.
“En cada evento se parte de una idea y de voluntades locales que buscan poner en valor un atractivo del que se genera un programa completo que dinamiza la economía municipal y que permite una experiencia única. Uno de los desafíos era generar alternativas que permitan al turista sentir la cultura viva, más allá de los templos, esto se hace en alianza con gobiernos municipales y sociedad civil, como garantía de sostenibilidad”, dice Rubens Barbery, del Cepad.
Fuente: El Deber