Alejandra Lanza
Llegamos a Roboré luego de 11 horas de viaje desde Santa Cruz. Íbamos en dos vagones artistas y público que viajaba a conocer la reserva, el festival y los paisajes que tiene esa zona.
El festival tenía una programación extensa los cuatro días que duraba, para los artistas y el público en general. Talleres de arcilla, de elaboración de peluches con la temática de animales silvestres, foros relativos a la conservación de la biodiversidad, talleres de acrobacia y elaboración de máscaras, murales, esculturas, danza, ferias artesanales y hasta masajes con hierbas y aceites naturales. El mayor atractivo eran las visitas guiadas a los miradores y las pozas de agua naturales de Santiago de Chiquitos donde caminamos siete kilómetros de ida y siete de vuelta, además de las aguas calientes y manantiales de Roboré. Hay que armarse de valor para hacer esas caminatas debido al calor que hace, pero al final realmente vale la pena. Tanto en Santiago como en Roboré, que están a 30 minutos de distancia, hay alimento y rica comida tradicional para disfrutar a precios bastante accesibles. Uno puede elegir viajar desde Santa Cruz en tren (11 hrs.) o en flota (5 hrs.), depende del tipo de aventura que estés dispuesto a tener.
En el festival mismo se instalaron varios escenarios, el principal en la plaza de Santiago donde normalmente asisten al rededor de 500 personas por noche (no hubo tanta afluencia esta vez debido a las medidas por la pandemia, que se anunciaron una vez que ya estábamos allá) y otros alternativos como en el hermoso mirador del Órgano. Desde allí se mira, hermoso, el valle de Tucabaca al fondo. Un escenario natural y un sueño que tenía pendiente Rubens Barbery, presidente del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible CEPAD , que se hizo realidad. A ese concierto lo llamaron “Noche bajo las estrellas” y allí actuamos TIMPANA, Las Majas y Sebastián Blumberg, con el público echado en el pasto, con la luna roja de fondo y el escenario verde al aire libre. También habían otros escenarios y músicos como Tere Morales y Mau Montero, que hacían música acompañando a los muralistas que llevan días pintando y hacen que la gente se acerque a apreciar su trabajo.
Conservarte 2020, arte para la conservación, es un Festival gestionado por el CEPAD con el apoyo de la alcaldía de Roboré. Este año fue su sexta versión y hasta el año pasado yo no había escuchado nunca de él. Asistir este año, encontrando más de 100 artistas en cuatro días de fiesta, donde el arte, la cultura y el medio ambiente son el motor impulsor para la conservación y el turismo sostenible y solidario, fue una hermosa sorpresa. Y creo que a futuro debería ser declarado patrimonio nacional, sin duda alguna.
El festival ConservArte se realizó entre el 12 y 15 de marzo, 2020
Fuente: Página7