A fines de noviembre cerca de 60 guías de turismo de la Chiquitania participaron del taller Turismo y naturaleza, que Arturo Crosby, experto en Desarrollo Turístico Sostenible, impartió en los municipios de San Javier, Concepción y San Ignacio. El especialista español conversó con EXTRA acerca del potencial turístico de la región y los aspectos que se deben desarrollar.
-¿Cuál fue el objetivo de los talleres que dio en la Chiquitania?
– Aunque se anunció para guías de turismo y naturaleza, en los cursos se invitó a diferentes actores del desarrollo turístico. Tanto del sector privado, como del público. No se enfocaba exclusivamente a la naturaleza, porque entiendo que es complementaria a la cultura. Son sinergias que independientes no funcionarían para la región y le dan un valor añadido que sabiéndolo aplicar pueden posicionar a la Chiquitania en el mercado turístico, cosa que actualmente no ocurre, porque es aún primitivo.
-¿Qué aspectos cree que se deben desarrollar ?
-Aprender a valorar lo que tienen y evaluarlo en función de la demanda turística a la cual se quieren dirigir. En el taller muchas personas se dieron cuenta de ello. Es decir, que destacan las cosas que no tienen valor turístico y sin embargo no aprecian otras que sí las tienen.
-¿Por ejemplo?
-El pensar que solo con las iglesias misionales se puede funcionar turísticamente. Ellos mismos me comentaban que el tiempo de duración promedio de una visita era de 12 horas a un día como máximo. Lo que determina que la gente se aburra y si se eso ocurre no duerme en el lugar y si no lo hace no hay negocio para los alojamientos ni tampoco para los restaurantes. Entonces, el objetivo es hacer que el turista llegue, quiera quedarse y como está contento consuma más. Eso genera automáticamente ingresos económicos, empleos y desarrollo local. Pero eso es lo que cuesta hacer entender a la gente, que el turismo no es un objetivo, sino una herramienta para el desarrollo local.
-¿A qué se refiere cuando dice que el turismo en la Chiquitania, aún es primitivo?
-En el sentido en que están en pañales comparados con la potencialidad que tienen. Es que la potencialidad no vale para nada si no se sabe gestionar. Hay miles de lugares en el mundo con potencialidad, pero los que se saben gestionar son los que mejores resultados tendrán.
-Pero ¿no cree que eso implica también políticas que involucren no solo a los gestores, sino también a las autoridades ?
-Por supuesto. El turismo no son solo hoteles ni restaurantes, sino muchas otras cosas más y eso a muchas autoridades locales les cuesta entender, pero más al sector privado, que todavía tiene una carencia de visión que cree que turismo es igual a hotelería, pero es también transporte, restauración, es comunidad local, patrimonio cultural y podemos citar muchas cosas más que no cabrían en la entrevista. Hay que manejar todo haciendo sinergias para que todos vayan en la misma dirección. La gestión mixta es lo que se llama gobernanza.
-¿Qué pasos se deben dar para mejorar el turismo en la Chiquitania?
-Primero, tener en claro lo que se quiere. Lo que significa usar el turismo como una actividad económica productiva, que obligatoriamente genere el desarrollo local, beneficios económicos, sociales y ambientales. No menos importante es la formación de capital humano. Si eso lo tenemos claro, lo demás es hacer estrategias e identificar cuáles son las herramientas más adecuadas.
-¿Qué potencialidades ha visto en la zona?
-Sinceramente puede ser uno de los ejes claves del turismo de Bolivia. Para mí el salar de Uyuni y la Chiquitania son dos regiones de mucho contraste, pero que podrían definir turísticamente al país. Creo que de cero a diez la Chiquitania está entre 1 y 2 en un nivel de desarrollo turístico. Es decir, que hay una posibilidad de crecimiento increíble y la gente está muy motivada, pero la clave es no cometer los errores que se cometen en muchos otros sitios.
– ¿A qué tipo de errores se refiere?
-Por ejemplo, hay lugares donde vale todo con tal de sacar dinero al visitante. Ese es el error más grave. Aquí la cuestión es hacerle entender a las personas del lugar que el negocio turístico depende de la calidad ambiental del territorio y de cómo las comunidades locales lo gestionan. Si eso se comprende, creo que es muy fácil que la gente defienda sus propios intereses que es su patrimonio.
– ¿La idea de tratar de mantener un lugar como era siglos atrás no está reñida con las aspiraciones de desarrollo de servicios que tienen las regiones?
-Una cosa está ligada con la otra. No podemos tener una actitud cínica y decir yo vivo bien, pero me gusta tener un escenario de juego y que los demás no tengan ni equipamiento ni servicios públicos. El turismo debe ayudar a mejorar la calidad de vida de la población implicada.
-La gran mayoría de los turistas inconscientemente no busca la realidad, sino su realidad. Si va a la Chiquitania se imagina cómo era en otros tiempos, con abundante naturaleza y tigres rondando por el lugar. De hecho, esa realidad ya no existe, pero los guías y los involucrados en el turismo deben recrear, interpretar y explicar cómo era antes y lo que hoy hay para que cuando un viajero vaya lo perciba, esté contento y pague por ello.
-¿Cómo se resuelve el dilema de cantidad y calidad de turistas?
-En España tenemos millones de turistas y el dilema está en responder a la pregunta ¿qué es mejor?, si tener tantos visitantes o menos, pero que dejen más dinero. Pero para tener menos turistas que aporten más ingresos nuestro destino tiene que tener muy buena calidad. Lo que se tiene ahora no responde con el mercado de mayor calidad que, estoy convencido que lo compraría. Por ejemplo, la calidad de muchos restaurantes y alojamientos es demasiada básica y creo que hay que hacer algunos cambios en los accesos a algunos lugares, pero no veo difícil poder mejorarlos.
-Hay algunos términos que siguen trayendo confusión y son utilizados de manera arbitraria como ecoturismo, turismo verde y rural.¿No cree que es necesario aclararlos antes de ofrecerlos?
-Totalmente de acuerdo, porque hay veces que la persona que va a comprar necesita casi un diccionario. Se habla de ecoturismo y te ofrecen exactamente lo mismo que el turismo rural, porque son palabras que suenan bien y muchos operadores las utilizan, porque saben que con ellas van a tener clientela. Al final, crea falsas expectativas, porque no puedes hablarles de turismo de naturaleza y luego meter a las personas en un todoterreno, que va a toda velocidad por un parque durante varias horas. Lamentablemente, eso es lo que se hace y la única naturaleza que ven es cuando entran y cuando salen del parque.
Eso es lo que hay que empezar a cambiar, que los vocablos conlleven algo y que el que lo lee lo comprenda igual que el que lo escribe.
-¿Se debe educar al turista ?
-El turismo no debe educar a nadie. Una persona educada lo es en su casa, ciudad y cuando sale a viajar y el turismo no le va a cambiar. Lo que tenemos que ver es captar ese segmento de demanda que quiera lo que nosotros ofrecemos. Saberlos identificar y darles lo que ellos quieran, de acuerdo a lo que el territorio ofrece, porque si pretendemos educar a no educados es mejor abrir escuela.
Perfil
Trabajos y aportes
Arturo Crosby nació en España y es licenciado en Biología Ambiental con postgrado en Desarrollo Turístico Sostenible . Fue fundador y director del Centro Europeo de Formación Ambiental y Turística. Ha sido también editor y director de la revista Natour. Fue gestor de la primera empresa comercializadora de turismo rural en España, de la Consultora en Naturaleza, Turismo y Ecología Natec S. A.
Ha trabajado también como asesor y consultor en Turismo y Medio Ambiente, especializado en áreas naturales y rurales para la Organización Mundial de Turismo (OMT), Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y para la Comisión Europea.
Crosby ha visitado en diversas oportunidades Bolivia, pero en noviembre pasado hizo su primera visita a la Chiquitania. Los talleres que impartió forman parte del proyecto Promoviendo el desarrollo económico local a través del turismo comunitario en las Misiones Jesuíticas de Chiquitos, Bolivia, ejecutado por la Asociación para la Cooperación al Desarrollo en el Ámbito Municipal (Acodam) y el Centro para la Participación y el Desarrollo en el Ámbito Municipal (Acodam) y el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad, con el apoyo de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aexcid)
Fuente: El Deber