Se encuentra próxima a su publicación, la investigación que he realizado sobre la potencialidad del café como instrumento para reconciliarnos con la esperanza y la producción leal de la tierra. El esquema de la investigación responde al método de construcción de imaginarios con el fortalecimiento de una narrativa que incorpora producción, desarrollo, genera excedente económico y simbólico, y que, desde una razón filosófica y poética, plantea la consigna de sembrar un cafetal del tamaño de Bolivia.
La evidencia demuestra la existencia de rupturas, enfrentamientos y desconfianzas cotidianas entre los bolivianos, realidad sobre la que el texto plantea la necesidad de construir buenas noticias, encontrar los instrumentos para confiar maduramente entre nosotros, volver a creer en el futuro y poner los pies sobre la tierra para soñar correctamente, como diría Manuela Sáenz. La construcción de una narrativa que fortalezca el imaginario colectivo, necesita de tres condiciones para lograr su objetivo: que parta de una realidad sólida, demostrable, y que hurgue y arañe nuestros sentimientos; que la propuesta combine magia y poesía; y tercero, que, como resultado de esa alquimia, proponga una utopía realizable. Y aunque parezca sencilla, la propuesta de sembrar café, o cualquier otro producto de la tierra que necesite esfuerzo colectivo, cohesión social y competitividad, nos puede ayudar a encontrar respuestas útiles a nuestros dilemas.
La investigación tiene un subtítulo que relaciona la siembra del café “con el turismo y las ciudades intermedias”. Para enriquecer la propuesta, incorporamos temas sobre los que venimos trabajando con diferentes fórmulas desde abril de 1994 con la Participación Popular, logrando con esta publicación una síntesis ajustada y un producto realizable.
La base material para fortalecer la narrativa que permita sembrar un cafetal del tamaño de Bolivia, la encontramos en el Desarrollo Económico Local y el turismo, que tienen 28 años de acumulación en el territorio a cargo de los gobiernos municipales y con la población que, al mantenerse en el territorio, garantiza la seguridad alimentaria. Sobre la categoría Ciudades Intermedias, las estamos investigando desde el 2014 inmediatamente se conocieron los datos del Censo de Población y Vivienda del año 2012, en estudios nacionales e internacionales que nos permitieron aprender, comparar y realizar análisis estadísticos y proyecciones poblacionales para nuestros 339 gobiernos locales.
Finalmente, sobre el café, descubrimos su relación causal con las dos variables anteriores y que, valorando el heroísmo de quienes lo cultivan desde siempre y a pesar de todos los inconvenientes, le dan sentido a la necesidad de retornar a la producción digna del factor tierra; fuimos testando las propuestas y evaluando su consistencia durante el año que duró la investigación, tiempo durante el cual de manera cotidiana por las redes y los medios de comunicación social, incorporamos el debate sobre el sujeto “café” en sus componentes de degustación, visibilización y valoración, correspondiendo ahora compartir una causa que hemos construido colectivamente.
Aumentar el consumo interno de grano boliviano, ampliar la producción que compita internacionalmente y utilizar el café como instrumento de relacionamiento, visto en perspectiva, es un objetivo estratégicamente deseable. Esa es nuestra apuesta subversiva.
Fuente: El Deber