Rescato un documento de 2004, durante nuestro paso por la Prefectura de Santa Cruz, que ilustra la inquietud sobre las ciudades intermedias. El programa de desconcentración prefectural, elaborado durante la gestión de Carlos Hugo Molina, propone las capitales de provincia -las futuras ciudades intermedias- como alternativas para emprendimientos económicos para evitar que expulsen población.
El programa y el documento, que elaboramos desde la asesoría general, con la colaboración de Francisco Terceros, sigue vigente y argumenta lo siguiente:
“Desde su fundación, Bolivia ha tenido un sistema de gobierno unitario, centralista, lejano y muchas veces ajeno a las necesidades de sus habitantes. En 180 años no se ha resuelto el subdesarrollo y la pobreza de la mayoría de los bolivianos. La corrupción, el prebendalismo, el cuoteo y el tráfico de influencias fueron moneda corriente de los administradores del Estado.
El principio de la autonomía y la descentralización es compartir decisiones, responsabilidades y voluntades, temas y aspectos que nunca sobrepasaron los discursos de otros gobiernos. La ley de Participación Popular, que benefició la autogestión de los municipios, democratizando la inversión pública, no se acompañó con estructura del gobierno, que se quedó en las capitales de departamento, incluyendo Santa Cruz, donde hay un enérgico pedido de autonomía.
En más de 25 años de lucha autonómica, Santa Cruz de la Sierra ha sido centralista, discriminando a sus provincias en cuanto a servicios de gestión y participación se refiere.
Hoy, en los umbrales de las autonomías departamentales, hemos dado el primer paso a la descentralización de la Prefectura como base concreta de voluntad, reivindicando nuestro discurso en hechos, conscientes de que para lograr una efectiva descentralización es necesario llevar el Estado a las capitales de provincia. Este proceso debe ser divulgado, apoyado y fortalecido para que podamos demostrar que Santa Cruz no es solo su capital, sino todo el departamento, con sus 15 capitales provinciales, ciudades alternativas con potencial de desarrollo económico, servicios y sitios donde construir y vivir en paz y democracia.
¿Avanzamos en esto?¿qué estamos haciendo para mitigar la tendencia catastrófica que es la acumulación poblacional en la capital departamental y despoblación de grandes extensiones de nuestro territorio? ¿Están los municipios y la Gobernación desarrollando o promoviendo actividades que fomenten trabajo y desarrollen la economía en las provincias? Estas acciones son necesarias ahora porque después, puede que sea demasiado tarde.
Fuente: El Deber