Cada día, 300 personas llegan de distintas zonas rurales de Bolivia a la ciudad de Santa Cruz en busca de mejores condiciones de vida. La figura se replica en las capitales de La Paz y Cochabamba, aunque en un número menor.
Este fenómeno migratorio es uno de los responsables de acentuar los cordones de pobreza alrededor de las ciudades y del origen de problemáticas como la delincuencia e inequidad social.
Pero la propuesta de crear ciudades intermedias, a través del fortalecimiento de la agricultura, ganadería y sector forestal, representa una importante alternativa para frenar la migración campo-ciudad.
Esta propuesta surge de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), cuyo director, Rolf Köhler, considera que la ampliación de dichos rubros generaría un ingreso anual de aproximadamente 10.000 millones de dólares.
Köhler, en su ponencia titulada Desarrollo Agropecuario y Forestal en Bolivia, expuesta durante el V Encuentro Internacional de Ciudades Intermedias, en Santa Cruz, señaló que el fortalecimiento de dichas actividades generará una clase media con alto poder adquisitivo en el área rural, lo que dará paso al surgimiento de ciudades intermedias.
En tanto, Carlos Hugo Molina, director de innovación del Centro Para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD-Bolivia), institución organizadora del encuentro, considera que el fenómeno migratorio campo-ciudad se explica en “un dato objetivo”. En los últimos dos años, Bolivia importó alimentos básicos como papa, cebolla, tomate, frutas y otros, por un monto superior a 1.000 millones de dólares.
El investigador considera que este importante valor económico, producto de la importación de alimentos, se debe al abandono de áreas productivas por procesos migratorios, problemáticas relacionadas al cambio climático.
“Estos tres elementos demuestran que en estos momentos ya estamos con una crisis de seguridad alimentaria”, dijo Molina, a tiempo de mencionar que este fenómeno tiende a convertirse en un problema mayor
Köhler explicó que la producción agrícola actual es de 13 millones de toneladas, pero con el fortalecimiento de este sector, que implica avanzar de 2,3 millones de hectáreas a 6,9 millones, la producción de alimentos en 2025 alcanzaría a 48 millones de toneladas.
Esto también significa un incremento del valor de la producción, pues pasaría de 1.540 millones de dólares a 5.879 millones, mientras que el número de empleos ascendería de 1,2 millones a 4,7 millones.
El aumento de la producción ganadera bovina en Bolivia también forma parte de la propuesta. Köhler sostiene que Bolivia puede incrementar de 9 millones de cabezas a 13 millones hasta 2025. Eso generaría un aumento en los ingresos de 289 millones de dólares a 808 millones, mientras que los empleos pasarían de 490.953 a 669.062.
En cuando al sector forestal, según el director de la ABT, Bolivia tiene un potencial de incrementar el aprovechamiento de 1,7 millones de metros cúbicos (m3) a 7 millones hasta 2025. El valor de la producción pasará de 302 millones de dólares a 1.933 millones y los empleos generados por esta actividad de 157.104 a 661.276.
1.000 millones de dólares importó Bolivia en alimentos básicos como papa, cebolla, tomate y otro tipo de legumbres y verduras.
EN 2032, EL 92% SE IRÁ A LAS CAPITALES
Carlos Hugo Molina, director de innovación del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad-Bolivia), afirmó que las proyecciones al año 2032 reflejan que el 90 por ciento de la población boliviana vivirá en el área urbana.
Esa situación tiende a convertirse en un problema mayor.
ANÁLISIS
René Salomón. Investigador y exdirector del INRA
Se debe priorizar la producción local
Uno de los grandes retos que tiene Santa Cruz y Bolivia en general es que las políticas públicas y la visión global deben buscar la sostenibilidad en el manejo de los recursos naturales.
En ese sentido, también se debe buscar el bienestar para la población y, al mismo tiempo, generar fuentes de empleo y autoempleo que vayan ligados a una administración y una buena visión que tengan los municipios y las empresas locales.
Debe haber una articulación donde ambos se consideren como oportunidades de generar un trabajo y que eso genere frutos para los pobladores de la localidad. Hay ejemplos en el mundo cuando se da prioridad a lo local.
Las empresas invierten y los municipios tienen ciertos incentivos. Hoy en día, Bolivia no tiene esa visión o, si tiene la visión, no hay las herramientas necesarias para que se pueda hacer realidad.
Entonces creo que es ahí donde que hay que buscar una oportunidad de que se logre empezar a trabajar sobre eso con mucha buena voluntad.
Fuente: LOS TIEMPOS