Aunque nunca se deja de aprender, o no se debería al menos, llega un tiempo en el que aquellos que se alimentaron con vehemencia de los frutos de los años, desean/necesitan devolverle algo de lo aprendido a la vida, esa maestra permanente. Esto no como un simple acto de agradecimiento, sino como un ineludible llamado, una inexcusable pasión. René Antezana, se encuentra justo allí; listo para entregar (devolver) lo recibido (aprendido). Este orureño de 53 años, miembro de una reconocida familia de artistas e intelectuales, de sonrisa afable, bigotes y calva prominente; capaz de conversar durante horas, atributo desprendido de la perenne juventud que el arte infunde en quienes con él conversan… Y vaya conversación, Antezana es poeta, pintor, articulista y gestor cultural. Actualmente reside en la ciudad de Tarija y trabaja como Coordinador del Área Socio Educativa Política de la Organización No Gubernamental de desarrollo rural ICCA. Son, formalmente, 30 años de trabajo cultural del líder AVINA, quien se declara un autodidacta, ya que su formación se dio en la práctica concreta; práctica que acompañó con sostenidas lecturas y teoría, de acuerdo a la exigencia y a la situación. A lo largo de su vida realizó diversos trabajos, casi todos ellos vinculados a temáticas sociales. “He trabajado en el sector cultura desde mis 24 años, luego en desarrollo rural y comunicación para posteriormente adquirir competencias en desarrollo comunitario, educación y organización campesina”, comenta René, quien incursionó en el ámbito educativo vinculado a proyectos de carácter social con niños y adolescentes, como es el caso del Centro de Multiservicios Educativos e Interculturales (CEMEI) de la Fundación Inti Raymi en Oruro y en Aldeas Infantiles SOS en La Paz y en Tarija; en ambos como Director Ejecutivo. Su producción artística abarca cinco libros de poesía publicados (dos de ellos ganadores de premios nacionales) y uno por publicar. Inicia su vida en el sector cultural trabajando en el Centro Pedagógico y Cultural Patiño -antes Portales- de Cochabamba como Coordinador del Departamento de Radio, en el que producían, en el año 1977, programas radiales culturales para todo el país. “A partir de esta experiencia trabajé en varios proyectos de comunicación en el Perú (al que llegué en calidad de exiliado) y luego en Bolivia, más vinculado a la producción audiovisual” menciona René. En su búsqueda y afán de instrucción llegó a Venezuela, gracias a una beca de la OEA-CONAC, adonde realizó un curso de Administración en Servicios Culturales. Posteriormente fue invitado por la Universidad Técnica de Oruro para organizar el Primer Festival Cultural del Solsticio de Invierno. Paralelamente, ya había publicado su primer libro de poesía titulado “Imaginario” con el apoyo de la Imprenta Universitaria de Cochabamba, y se involucró con el grupo “15 poetas de Bolivia” con quienes organizó varios encuentros de poetas entre los años 80 y 90. Paralelamente organizó el Cine Club Cochabamba y luego la Sociedad para el Desarrollo de la Educación Cinematográfica (SODECINE) conjuntamente la Casa de la Cultura de Cochabamba. “El año 1996 fui invitado por la Vicepresidencia de la República, la Secretaría Nacional de Cultura y la Alcaldía de Sucre para asumir la Coordinación del IV Festival Internacional de la Cultura de Sucre. Posteriormente la Alcaldía y la Prefectura de Sucre/Chuquisaca me invitaron para diseñar la creación de la Fundación Sucre Capital Cultural y la planificación de ‘Sucre, Capital Iberoamericana de Cultura’. Para cumplir con ambos propósitos, fui designado Director Ejecutivo del la Fundación”, informa el poeta, quien a fines de la década de los noventa fue invitado por la UNESCO para realizar algunas consultorías técnicas de apoyo como ser: redacción del documento principal del Encuentro de Ciudades de Capitales de Iberoamérica y la Coordinación del Equipo encargado de redactar el documento ejecutivo para la postulación del Carnaval de Oruro como Obra Maestra del Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad. Una visión gerencial para la gestión cultural Decíamos que la fundación Ágora es una contribución de la experiencia, una iniciativa personal. Pero, ¿cuál es su aporte, qué la hace distinta? Además de una evidente pasión y militancia en el arte, René afirma que existe “la necesidad de desarrollar una propuesta gerencial que posibilite en términos más ejecutivos la gestión cultural vinculada al desarrollo”. Desarrollo desde la cultura, entendido como una dinámica societal que busca mejorar la calidad de vida de la población a partir del fortalecimiento de las oportunidades culturales, tanto individuales como colectivas. Antezana asume que la cultura es un valor fundamental para transformar la sociedad profundizando la democracia y creciendo en armonía a partir de la diversidad cultural. La visión de Ágora Estas son las metas y los sueños de René para la fundación. Dejemos que él nos lo cuente:“La idea es que Ágora sea diferente en varios aspectos a las fundaciones culturales conocidas hasta ahora que se dedican principalmente a actividades en el ámbito de las artes. Mi sueño es que sea una institución que renueve la visión tradicional que se tiene sobre la cultura en la sociedad; que construya puentes entre lo individual y lo colectivo; entre lo urbano y lo rural; entre lo indígena y lo no indígena; entre arte de elite y arte popular; entre tecnología de punta y tecnologías tradicionales; que rompa mitos y que también sea parte del desarrollo de industrias culturales; que contribuya a la verdadera construcción de una “responsabilidad colectiva de la cultura” (Miliani). Por otra parte, desearía que la Fundación alcance un nivel de cobertura al menos regional en el Sur de Bolivia (Tarija, Potosí y Sucre a nivel departamental) y posiblemente Oruro; eso en términos de programas y proyectos más específicos. Pero también considero fundamental alcanzar impactos nacionales e internacionales mediante la participación en diversos espacios de debate y propuesta de redes”. Se pueden resumir los ejes de trabajo; Antezana afirma que lo ideal sería: -Contribuir al desarrollo de políticas culturales municipales. -Promover el debate permanente a nivel regional y nacional sobre cultura y desarrollo. -Ser parte de sinergias interinstitucionales con programas y proyectos que amplifiquen las oportunidades culturales para niños y jóvenes (acceso democrático a la cultura) tanto en ciudades capitales como en municipios pequeños del área rural (trabajar mucho en el tema migración). -Contribuir al desarrollo educativo para una comprensión más profunda del rol de la cultura en la sociedad (la cultura como inversión y no como gasto, como desarrollo con calidad de vida integral) -Promover intensamente la identificación y el desarrollo de talentos jóvenes a partir un banco de becas de intercambio para su formación en el país o fuera de él. Las Recomendaciones Los ojos del artista brillan, hablar de lo que le apasiona lo hace feliz. Inquieto, lleno de anécdotas y de recuerdos junto a insignes literatos de nuestro país, la conversación de Antezana es instructiva y entretenida. Le pedimos que nos de recomendaciones respecto al trabajo cultural… El experto se explaya: “El sector cultura es uno de los más difíciles de desarrollar en nuestro contexto. Aunque esta no es una receta, puesto que la mayoría de los emprendimientos culturales importantes de Bolivia se lograron gracias el esfuerzo individual y de pequeños grupos, mi recomendación es que no podremos salir de impactos muy localizados (interesantes sí pero localizados y poco replicables) mientras no construyamos alianzas estratégicas con otros individuos, grupos y / o instituciones, tanto del sector privado como del público. Y que además es necesario trabajar de inicio sobre la base de una relación horizontal con los “beneficiarios” que en realidad vienen a ser los sujetos del desarrollo cultural”. Desde luego, no hay artista que no tenga una utopía, René quiere cambiar a su entorno, o al menos algunas partes de él. Le preocupan las mentalidades que arrastramos por siglos y que no nos permiten reconocernos como pares entre bolivianos. El racismo, la exclusión, la discriminación, la violencia, los prejuicios, la mezquindad, el individualismo exacerbado, la posesión de una verdad única e incuestionable. Desea contribuir en la profundización de una democracia y una sociedad más participativa, crítica, creativa y también competitiva. Antes de despedirse apunta a lo que para él es un problema estructural… René -le decimos mientras se acerca un niño a pedir limosna-, ¿cómo logramos transformaciones sustanciales y no circunstanciales? “Obviamente, una verdadera transformación social implica la erradicación de la pobreza en todas sus facetas y la construcción de una sociedad digna basada en aquellos valores (individuales y colectivos) que nos permitan una convivencia pacífica”. Fuente:www.avina.net 19/10/07 |