Ver cómo está la música, su recuperación e impacto en las Misiones de Chiquitos trajo al español Ignasi de Juan a Santa Cruz de la Sierra. Invitado por el Cepad a realizar una investigación, De Juan manifiesta elocuentemente su admiración por ese patrimonio que guarda el oriente boliviano. Considera a la música como el factor que hace la diferencia, como “el ADN y el alma” de estos pueblos.
“Disfruté mucho. Viví la música como el alma de la Chiquitania, como algo muy importante y vivo para ellos”, expresó aún conmovido y próximo a regresar a Barcelona, “la ciudad de Joan Miró o del Palau de la Música Catalana, de la fundación Tapies, o las casas de Gaudí i Puig i Calafac en el Mediterráneo”, según describe el lugar donde radica, como una señal de cómo valora la herencia que deja la historia. Ignasi de Juan trabajó en Chiquitos durante dos semanas entre noviembre y diciembre de 2011 y un mes y medio entre enero y febrero de este año.
San Ramón, Urubichá, San Javier, Concepción, San Ignacio, Santa Ana, San Miguel, San Rafael, San José y Santiago de Chiquitos integraron la ruta que siguió para experimentar en carne propia y a través de testimonios la consecuencia de la música antigua que se originó en esos lugares hasta la actualidad.
“Pedí ver las comunidades, incluso las más pequeñas, para conocer cómo está la música”, afirma. En esta entrevista cedida a EL DEBER adelanta los primeros criterios que son producto de su recorrido, de su estudio detallado y que derivarán en la edición, en breve, de un libro que contendrá sus conclusiones.
– ¿Qué impresión le deja su recorrido por las Misiones?
– Estoy muy contento. Me siento chiquitano y guarayo y me gusta (luce una camisa chiquitana). Lo que ustedes tienen es extraordinario. Es un tesoro muy grande, que además es Patrimonio de la Humanidad en todos los sentidos. Yo había leído sobre ustedes. Había visto la película Misión. Ya había estudiado a los jesuitas y conocía esta parte. Me gusta mucho la arquitectura y el arte y vi que ustedes tenían monumentos muy importantes. Yo vengo de una ciudad donde Gaudí, un gran arquitecto como Hans Roth, ha hecho cosas extraordinarias. Gaudí para nosotros es una suma que nos ha ayudado a nuestra recuperación cultural ‘identitaria’, pero también a que muchísimos japoneses se hayan enamorado de Gaudí y tengamos japoneses en Barcelona durante todo el año. Ustedes, con su patrimonio, tienen que enamorar a más gente. Me encantó. Es difícil llegar, pero es bonito llegar. Es como volver al pasado.
– ¿Qué observó en los pueblos?
– Este recorrido representa un eje en el que trabajaron APAC (Asociación pro Arte y Cultura), el Cepad (Centro de Estudios y Proyectos Alternativos de Desarrollo) y el Sicor (Sistema de Coros y Orquestas) que han hecho inversiones desde hace muchos años y se ven los frutos, pero hay todavía un gran reto de qué hacer en las comunidades. Ya se hace mucho, pero es un trabajo que debe seguir. Otro reto identificado es qué hacer en el mundo de la escuela. Es decir, cómo la música podría llegar al mundo escolar. – ¿Cómo ve la práctica musical?
– La música está viva, pero hay que hacer un esfuerzo para verla. Como turista noté que están las escuelas de música, los coros y los talleres; hay organización y hoteles, pero todavía poco hacia afuera. Me hubiera encantado tener una orquesta o los festivales o una obra de teatro disponible.
– ¿Cuál es su conclusión?
– Primero, que la música es el alma de la Chiquitania. Que las artesanías y los tejidos son igual de importantes, pero la música es el ADN de la Chiquitania, su particularidad, una gran embajadora.
Lo impactaron
– Fabiana (16), San Ignacio
“He pasado muchas pruebas para que mi sueño de cantar y ser solista principal del coro sea realidad. Esfuerzo, sacrificio, mucha responsabilidad, asistencia y dedicación me dieron una oportunidad de ir a muchos países y dejar en alto el nombre del coro y de mi pueblo”.
– Ma. Rosario (15), San Javier
“Mi hobby es cantar, bailar, y por eso sueño con la música y con llegar a ser una artista. Cuando estoy cantando me sale mucha energía del corazón. La música es un don que Dios me dio y me cuida. Con la música quiero llegar a otras personas y llenar sus corazones”.
– José Antonio (16), Santiago
“Empecé a tocar a los 10 años. Mi madre fue la que me motivó, ella formaba parte del coro. La música es algo hermoso, me llega al corazón y me hacer expresar sentimientos. La música es parte de mi vida. Para mí, una persona sin la música es como un cuerpo andando sin alma”.
Fuente: El Deber