La reciente firma de un interesante convenio entre los representantes de diecisiete municipios bolivianos, la Escuela de Profesionales de Zamorano y el Centro para la Participación y Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD), abre una inexplorada perspectiva para desplegar esfuerzos en procura de detener la preocupante migración desde el campo a la ciudad. Sin duda, el referido acuerdo interinstitucional pretende no sólo frenar el éxodo poblacional que alimenta la pobreza de la periferie de las capitales, sino que busca el fortalecimiento de las ciudades intermedias y su proyección hacia la producción y el turismo. El reto edil impresiona como colosal, pero promete resultados.
Conforme a las conclusiones de este convenio, se trata de dar condiciones a los pobladores para que desarrollen múltiples actividades productivas en sus tierras. Para ello, han visto la necesidad de crear la primera red de ciudades intermedias turísticas y productivas, de manera que los municipios se empoderen de la ardua pero promisoria tarea del desarrollo, asuman el turismo, la seguridad alimentaria y la provisión de servicios públicos básicos. Como se podrá apreciar, el desafío de mantener a la población en sus comunidades deviene en tarea perentoria y de largo aliento. Mantener la población en su territorio busca alcanzar una alentadora y menor presión migratoria.
Una de las grandes preocupaciones de los municipios es que la migración rural a la ciudad deriva en la generación y engrosamiento de los cinturones de pobreza de las capitales. La explicación para esta migración radica en la falta de condiciones mínimas para desarrollar actividades. Se ha insistido en la falta de sucursales bancarias, oficinas de registro civil, por ejemplo, que obligan a los pobladores a buscar nuevos horizontes en otros lugares, como son las poblaciones con más de cien mil habitantes. De hecho, el CEPAD ha señalado que ninguno de los doscientos cincuenta y seis municipios que tienen menos de veinte mil habitantes cuenta siquiera con un hospital de segundo nivel.
Si se toma en cuenta este solo aspecto, el de la salud, para fines ilustrativos, resulta lógico que si se presenta alguna emergencia en cualquiera de las especialidades básicas, como son pediatría, gineco-obstetricia, medicina general y cirugía, el traslado o migración hacia otro lugar deviene en necesario y traumático, con enormes riesgos. Ocurre lo mismo en otras áreas, como el bancario o el judicial, cuya ausencia en los municipios termina expulsando a la población, especialmente joven. De ahí que los esfuerzos para fortalecer el turismo y desarrollar actividades productivas resultan ineludibles. En ese sentido se dirige el reciente convenio con Universidad de Zamorano.
Resulta destacable la elaboración de un plan estratégico para frenar la migración, desarrollar el turismo y diversificar las actividades productivas de cada uno de los municipios. Sin duda, los esfuerzos parecen estar bien encaminados para comenzar a ver los frutos en el mediano plazo. La creación de la primera red de ciudades intermedias productivas para fortalecer el turismo, crear nodos productivos en la perspectiva de coadyuvar a la seguridad alimentaria, genera justas expectativas. En todo caso, perfilar la construcción de un país integrado desde el municipalismo resulta desafiante y atrayente, e invita a imaginar que es posible desarrollar eficaces ciudades intermedias.
En todo caso, perfilar la construcción de un país integrado desde el municipalismo resulta desafiante y atrayente, e invita a imaginar que es posible desarrollar eficaces ciudades intermedias.