Marina Silva, ex candidata presidencial del Brasil, visitó Santa Cruz para entablar un debate sobre desafíos del Desarrollo Sostenible en América Latina. Ella es una activista por el medioambiente y ha sido ministra del área, con importantes logros para su país. El evento al que fue convocada se realizó en el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad), desde donde dio una entrevista a EL DEBER.
¿Qué temas específicos usted analiza cuando visita países que, como Bolivia, tienen problemas medioambientales?
La visita en Santa Cruz es parte de un ciclo de conversaciones de muchas organizaciones que se vinieron dando en países como, por ejemplo, Chile, Argentina y Uruguay, ahora aquí en Bolivia. En ellos se viene discutiendo sobre nuestros desafíos de la realidad del modelo del mundo en crisis económica, social, ambiental, de lo que acontece en nuestras regiones, y obviamente la realidad de cada uno de nuestros países. Cómo podemos complementarnos desde una marea colaborativa, la idea de días de esperanza para el pueblo y no solamente desde el punto de vista competitivo. Es fácil atender el medioambiente del resto, pero difícil es hacerlo en nuestro propio lugar.
¿Por qué es más difícil luchar por el medioambiente en nuestra propia casa?
Es difícil porque suscita contradicciones. En Brasil, por ejemplo, es más fácil que los paulistas se preocupen por acciones que se deben encarar en la Amazonia, y viceversa. Es un reto para las empresas, los gobiernos, los sectores sociales el dar respuestas a determinadas realidades.
¿Cómo ve usted el problema que supuestamente ha causado la construcción de dos represas cercanas a la frontera con Bolivia?
El principal problema de Brasil es la generación de energía, como ocurre también con otros países. Brasil enfrenta esta realidad apelando al aprovechamiento hídrico. Desde mi concepción, para salir de esta dependencia hay que cambiar la raíz energética, es decir, hacerla más diversificada.
Cuando se trata de inversiones que tengan relación transfronteriza, es un asunto más complejo. Yo era ministra de Medio Ambiente cuando empezó la discusión de las hidroeléctricas de Santo Antonio y Jirau en el río Madera. He trabajado muy de cerca con el ministro de Integración Regional de Brasil de aquella época para que no se afecte a la región de Bolivia, lo que sí podría ser un problema.
El proyecto fue reposicionado en la parte del territorio brasileño, lo que no significa que no vaya a tener impacto, porque el río tiene una dinámica que no es la misma que la de las fronteras geográficas. Lo que se tiene que hacer es pensar en un instrumento estratégico integrado para mitigar el efecto ambiental, un emprendimiento mejorado y que no tenga que estar separado de un plan sustentable para las regiones, y al mismo tiempo permita atacar los problemas ambientales, sociales, culturales que no tienen que ser tratados como un tema aislado.
Cada proyecto tiene que responder por la viabilidad económica, pero también por la situación ambiental, social y de otros problemas que puedan presentarse.
¿Las inundaciones que ocurrieron en Brasil y en el departamento de Beni de Bolivia pueden ser causas de esas represas que se están construyendo?
Es difícil saber con cabalidad si lo que ocurrió fue consecuencia de las lluvias o de las represas. De cualquier manera, se han producido alteraciones medioambientales muy significativas y se tiene que tener cuidado para hacer trabajos de prevención.
Hay una polémica entre los cambios del proyecto después de que se dio la licencia previa, lo que puede estar causando esos problemas porque cuando el proyecto fue aprobado, había cerca de 42 condicionantes a ser cumplidos, más las especificaciones que deberían ser atendidas y que infelizmente no fueron.
Hay un grupo que dice que esto es lo que pudo haber creado problemas, y otro que está analizando sobre lo que ha acontecido. De cualquier forma, hay un impacto con perjuicios altísimos, sobre todo en el estado de Acre, muy cerca de Bolivia.
¿Qué opina sobre la construcción que se estaba haciendo de una carretera sobre el Tipnis?, tuvieron en Brasil algún problema similar?
Conozco un poco la realidad de este país. En Brasil tenemos una legislación específica que dice que cuando se hace una obra de impacto ambiental se necesita la autorización del Congreso.
El problema del Tipnis fue que primero se empezó con la construcción de la carretera y después se habló de una consulta previa.
Allá hay casos similares, las hidroeléctricas, por ejemplo, algunas de ellas han empezado una obra y después han pedido la autorización del Congreso
LA AMIGA DE ‘CHICO’ MÉNDEZ
TRES DÉCADAS DE LUCHA POR LA NATURALEZA
FUE MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE
Tiene 30 años de militancia socioambiental, en su larga experiencia en el Parlamento brasileño, donde fue senadora por 16 años, y en su exitosa experiencia como ministra de Medio Ambiente en Brasil, en el que, entre otros logros, se redujo la deforestación de la Amazonia un 80%, evitando la emisión de 4.000 millones de toneladas de CO2 para la atmósfera.
Además, Marina tuvo la oportunidad de compartir vivencias con Francisco Alves Mendes Filho, conocido universalmente como ‘Chico’ Mendes.