“Un cafetal del tamaño de Bolivia”, es el nombre del libro escrito por Carlos Hugo Molina, director del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD), basado en una investigación realizada durante ocho años. El libro fue presentado la noche del jueves 11 de agosto en la ciudad de Tarija, con el apoyo de la organización Naturaleza, Tierra y Vida (NATIVA).
Molina comentó que el libro es el resultado de la investigación sobre los procesos migratorios y cómo lograr que la población pueda quedarse en su región o comunidad, que no tenga que migrar, y pueda producir elementos que tengan mercados, que sean rentables, pero que, además, generen un excedente simbólico.
“El excedente simbólico es una suerte de duende, es el ajayu, es el espíritu, y el café tiene todas esas cualidades”, dijo Molina, a tiempo de destacar que la producción de café da la opción de una relación amigable y afectiva. “El café unifica a las personas”, recalca.
Según el estudio del CEPAD, Bolivia tiene un potencial extraordinario para producir café de altura y la demanda en el mundo es creciente. “Hay ocho departamentos de Bolivia, tres de ellos de manera importante, La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, que tienen producción creciente de café, y Tarija es uno de ellos”, aseguró el investigador, quien mencionó que, en la zona de Emborozú, en Tariquía, existen las condiciones adecuadas para tener una producción sostenible.
Una producción amigable
“Un cafetal del tamaño de Bolivia” hace énfasis en que la producción de café es amigable con el medio ambiente. Primero, porque tiene una base social local, ocupa mano local, no hay maquinaria que intervenga en la cosecha, pues debe hacerse manualmente.
Además, la producción no es industrial, ya que en las zonas de altura no hay grandes extensiones, por la topografía. Molina también destacó que la producción obliga a desarrollar las capacidades locales, que, además, deben ser competitivas porque están en función a un mercado internacional que fija el precio.
Según la investigación, existen dos variedades importantes de café, la de altura, conocida como la variedad arábica, que es la de mayor potencial en Bolivia, y la de bajura, la que se produce en baja altura sobre el nivel del mar y que es más robusta. Brasil es el principal productor de esa variedad.
“El café de altura es aromático, es perfumado, es el que está arriba de los mil metros y es el que está teniendo una alta demanda ahora”, recalcó el investigador, quien detalló que Bolivia exporta 9,5 millones de dólares, importa 15 millones de dólares, es el país número 74 en producción a nivel mundial y produce solo 0,03%, sin embargo, el potencial productivo es igual al de Colombia, que es uno de los mayores productores de café del mundo.
¿Qué falta para impulsar la producción de café de altura? Molina enfatizó que falta estímulo, política pública y comprender la unidad que hay entre el proceso económico productivo con el turismo.
Fuente: El País