Como ya es una tradición cruceña, la noche del jueves 30 de agosto arrancó de manera simultánea en nueve municipios de la Chiquitanía, con la participación de 20 coros y orquestas, los “Festivales de Temporada de Música Misional y Teatro en Chiquitos 2012”. La actividad que comprende 28 conciertos, es organizada por la APAC y el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD), con el apoyo de la Gobernación de Santa Cruz.
“Lo que sí sabemos es que el festival de música ha sido el puntapié inicial para que la gente conozca todo este fenómeno musical en toda esta región. Todos los estudios que se han hecho, han demostrado que la música es el elemento más importante en el tema cultural en la Chiquitanía”, señala la especialista al Periódico Digital PIEB.
Kenning afirma que es a partir de los festivales, que se da a conocer el magnífico repertorio que hay en los archivos musicales de la Chiquitanía, lo que a su vez, ha contribuido grandemente a que la región se conozca y se sitúe como uno de los destinos más importantes del departamento de Santa Cruz y Bolivia.
“Se logró avanzar en investigación sobre el fenómeno que fue la música en las misiones jesuíticas, y podemos decir con toda satisfacción y seguridad, que la música se constituyó y constituye en el principal ingrediente aglutinador de la cultura y tradiciones chiquitanas”, señala.
La música fue el elemento que permitió a la Iglesia Católica, la evangelización de los pueblos chiquitanos a través de las misiones jesuíticas, y años después, unificar a las etnias en torno a su cultura y trabajo.
“Actualmente, la música logró empoderar a la gente con su cultura; esos pueblos de la Chiquitanía que estuvieron tan abandonados, tan alejados de todo lo que fue la república y de las gestiones a partir de Santa Cruz de la Sierra, hoy encuentran nuevamente en la difusión de la música, un elemento que los aglutina y empodera respecto a su cultura”, sostiene.
Cecilia Kenning afirma que la idiosincrasia cruceña se debe mucho a la simbiosis que se dio en las misiones jesuíticas, entre indígenas y religiosos europeos, y que actualmente ha recobrado mucha fuerza entre las nuevas generaciones de niños y jóvenes, quienes “aparte de entenderla como un elemento propio, lo consideran como una forma de inserción social, relacionamiento y orgullo que les está proporcionando la música al ser personas destacadas dentro de su comunidad y reconocidas a través de sus presentaciones”.
Las comunidades indígenas fueron clave
Las comunidades indígenas de la Chiquitanía fueron clave en la conservación y difusión de la cultura misional y la tradición musical, porque después de la expulsión de los jesuitas; ni en la colonia, ni en la república, el Estado boliviano se acordó de estos pueblos, afirma la presidenta de la APAC.
“Todo ese aprendizaje que hizo carne en ellos fue conservado por la comunidad indígena; siguieron repitiendo sus tradiciones, sus cultivos, y con ellos toda la simbología mística de la religión católica, y por supuesto, la música que era parte muy importante”, menciona.
La experta señala que en el siglo XX, los pueblos chiquitaos ya no podían leer las partituras musicales de la época misional barroca, pero seguían copiando las composiciones musicales y transmitiendo de forma oral ese conocimiento. “Entonces, es todo mérito de ellos el haber conservado la música, es lo que hace que las nuevas generaciones comprendan y se empoderen de este patrimonio y se sientan orgullosos de su gente y lo que han sido”, señala.
El director del CEPAD, Rubens Barbery señala que los cuatro días de festival, tendrán como escenario diferentes espacios territoriales de la Chiquitanía, que abarcan 2.000 kilómetros. Los municipios de San Xavier, Concepción, San Ignacio de Velasco, San Rafael de Velasco, Santa Ana de Velasco, San José de Chiquitos, Roboré, Santiago de Chiquitos y la ciudad de Santa Cruz, ofrecen selectos repertorios en presentaciones que se prolongarán hasta el 2 de septiembre.
FUENTE: PIEB