A 400 kilómetros de Santa Cruz, la conservación del arte y la naturaleza en Roboré revoluciona el turismo.
A Roboré lo conocen como el municipio que no dudó en parar y bloquear la carretera y la vía férrea que conduce a la frontera con Brasil solamente “por defender a sus arbolitos y sus pajaritos”. Y es que Roboré alberga entre sus decenas de atractivos turísticos a la Reserva Municipal de Vida Silvestre Tucabaca, el bosque seco tropical mejor conservado del mundo.
Pero Tucabaca ha sido víctima de asentamientos humanos provenientes del interior del país, aunque estos no lograron consumarse porque al frente estaba una población roboreceña dispuesta a todo por defender y mantener intacta su reserva. Esta actitud, que forma parte del sentimiento de este pueblo con influencias chiquitanas, ha permitido dar un paso agigantado en la actividad turística en los últimos seis o siete años, pues la oferta hotelera se ha triplicado.
Iván Quezada, alcalde de este municipio ubicado a 400 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz, sabe que todavía queda mucho por hacer porque la cantidad de visitantes está cerca de superar la oferta de servicios que hay en Roboré, pero no oculta su satisfacción por el crecimiento de la actividad turística que ahora se ha convertido en la segunda más importante del municipio, sólo por debajo de la ganadería.
La autoridad dice que en los últimos siete años los espacios para huéspedes pasaron de 290 a más de 900, y que fruto de ello existe una generación de recursos que supera los 6 millones de bolivianos anuales.
“Toda nuestra belleza nos inspira a diario a recogerla, a visitar sendas, caminos, cerros, aguas, etc. También nos inspira a defenderla con bloqueos, con marchas, huelgas, con lo que sea posible, pero estamos seguros que todo el municipio de Roboré comprometerá hasta su último impulso en la defensa de esta riqueza que es inigualable”, agregó Quezada.
Arte para la conservación
Entre las actividades dedicadas a sensibilizar y promover la conservación de la riqueza natural de Roboré está el Festival ConservArte “Arte para la Conservación”, que se desarrolló a fines de enero. Este festival, organizado por el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad), el Gobierno Autónomo Municipal de Roboré, el hotel Churapa y la Reserva del Valle de Tucabaca, cuenta con la presencia de casi un centenar de artistas que inundan las calles de Roboré y Santiago de Chiquitos de música, escultura en madera y fierro, pintura, danza, exposiciones fotográficas, talleres, artesanías y otras manifestaciones artísticas.
Steffen Reichle, coordinador del ConserArte, que se lleva a cabo por quinto año consecutivo, destaca la importancia del festival, puesto que permite acentuar la importancia del bosque y la serranía como fuente de agua dulce para esta región. Y es que por Roboré pasan 12 ríos y decenas de afluentes, algunos con aguas calientes.
Reichle también destaca el compromiso de la población de Santiago de Chiquitos y de Roboré por la defensa de su área protegida que ha estado amenazada por el ingreso de la agricultura extensiva, algo que, según él, sería dañino para el ecosistema.
“Ahora estamos en aproximadamente 40 grados (centígrados), pero si vamos un poco hacia el sur, hacia el Paraguay,donde han deforestado todos sus bosques, están en 50 grados”, agregó este ciudadano alemán que vive en Santiago de Chiquitos desde hace 18 años.
Fuente: Los Tiempos