La migración campo-ciudad, convertida en una tendencia mundial, he generado situaciones de “descontrol” en el crecimiento de las 51 ciudades intermedias de Bolivia a raíz de una falta de planificación territorial relacionada a la implementación de condiciones de vida en zonas expulsoras de población.
Esta temática es abordada en el 8vo Encuentro Internacional de Ciudades Intermedias denominado “Respuestas al despoblamiento de las áreas rurales y el nuevo rol de las ciudades intermedias”. Se trata de un evento anual organizado por el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad).
Carlos Hugo Molina, director de esta institución, considera que en Bolivia, un país con una presencia poblacional dispersa en un amplio territorio, existe la necesidad de establecer una política de ciudades intermedias como parte de la planificación territorial para generar una articulación de ciudades y, de ese modo, atenuar la migración al área urbana.
Molina indicó que, en base a las proyecciones de los censos de población y vivienda 1992, 2001 y 2012, la población boliviana estará concentrada en un 90 por ciento en las áreas urbanas el año 2030, por lo que ratificó que la migración es una tendencia inevitable a nivel mundial.
Agregó que, ante esa situación, surgen presiones en las poblaciones receptoras de la migración rural, tal es el caso de las ciudades intermedias que deben responder a demandas de servicios públicos como salud y educación. Como ejemplo, mencionó el municipio de Riberalta (Beni), que recibe poblaciones rurales ubicadas en un extenso territorio entre Pando y Beni.
Sin avances
El viceministro de Planificación y Coordinación, Daniel Laura, quien formó parte de los expositores del evento, señaló que la planificación del país se basa en la Ley 777 del Sistema de Planificación Integral del Estado del 21 de enero de 2016. Indicó que hasta la fecha hay avances positivos, sobre todo en cuanto a la articulación de la planificación y la inversión pública.
Sin embargo, Laura admitió que hay “un tema pendiente” y deficiencias en lo que respecta al ordenamiento territorial, por lo que consideró que la implementación de un plan nacional de ordenamiento territorial es un desafío para el Estado.
Molina observó que los lineamientos de planificación a 2025 presentados por el Viceministro no incorporan el término de ciudades intermedias, algo que él considera preocupante desde el punto de vista de la planificación territorial.
Consideró necesario reflexionar sobre el proceso migratorio que se da en el país: de dónde sale la gente y qué ocurre con los lugares que reciben a la población migrante y si éstos tienen la capacidad de dar condiciones básicas.
El departamento que tiene la mayor cantidad de poblados, con más de 15 mil habitantes, es Cochabamba, le sigue Santa Cruz, luego Potosí y La Paz, según el Censo 2012.
La expectativa económica gesta la migración hacia el área urbana. Es una tendencia mundial.
CIUDADES INTERMEDIAS TIENEN PAPEL ARTICULADOR
REDACCIÓN CENTRAL
El representante en Bolivia de ONU-Hábitat, Sergio Blanco, explicó que las ciudades intermedias cumplen un papel de articulares de territorio, debido a su ubicación territorial entre el campo y la ciudad. Por ello, planteó cinco características básicas para su implementación.
Dijo que es necesario el desarrollo de un Plan Nacional de Ordenamiento Territorial; la elaboración de programas de servicios públicos mínimos para favorecer la funcionalidad de las ciudades intermedias; la generación de oficinas de desarrollo regional basadas en ciudades intermedias nodales.
La creación de un programa de seguridad alimentaria nacional con foco en las ciudades intermedias y, finalmente, impulsar nuevas centralidades en áreas metropolitanas.
Precisó que actualmente en Bolivia hay 51 ciudades intermedias. 37 de ellas tienen una población de 15 mil a 50 mil habitantes, mientras que 14 tienen 50 mil a 500 mil.
El director del Cepad, Carlos Hugo Molina, identificó zonas expulsoras de población como los valles de Chuquisaca, el altiplano de Oruro y el norte de Potosí, debido a la ausencia de condiciones básicas.
Lo mismo ocurre con la zona del chaco y los valles cruceños (provincias Cordillera y Vallegrande), donde la migración se acentúa ante la falta de caminos y servicios básicos.
Fuente: Los Tiempos.